La técnica de colorear cristales ya era usada para el año 3000aC, símbolo de lujo y muy limitado a la población. No es hasta el año 313, cuando Constantino permitió a los cristianos practicar libremente su religión, que se empezaron a usar vidrieras como expresión artística en las iglesias. El ejemplo más antiguo de un vitral es una cabeza de Cristo del s.X encontrada en Alemania.
Aunque apenas se conserva algún resto anterior al siglo XI, lo conservado pone de manifiesto que ya entonces era un arte con unos complejos procedimientos técnicos perfectamente elaborados impensables sin una importante tradición anterior, que se mantendrán vigentes casi sin alteraciones hasta nuestros días.
No es hasta el auge de la arquitectura gótica del siglo XI que el arte de la vidriera cogerá un peso relevante, llegando a su máximo esplendor en el siglo XIII, cuando los vitrales cogen un papel imprescindible en el arte religioso.
Uno de los mejores ejemplos en territorio español de este arte son las catedrales de Toledo, Burgos y especialmente León, i a nivel internacional la catedral de Reims i la Santa Capilla de París, ambas en Francia, y la Catedral de Colonia.
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